dimarts, 10 de novembre del 2009

Espill de l'infinit

Espill de l'infinit
Remor dels segons
Miratge del temps
Lletania sense tornaveu
Pèndol sense moviment
Imatge sense records

On ets?

Sóc amb tu
No em veus?
Sóc en tu i per a tu
Tots vosaltres em fileu
No ho veieu?
Sense portes
Sense finestres
En el racó més allunyat
Reflexo l'eternitat
Repeteixo l'infinit
Sóc pertot només
Perquè sóc

dimarts, 3 de novembre del 2009

"C'est toujours avec des mondes que l'on fait l'amour"


Tal día como mañana, un 4 de noviembre de 1995, Gilles Deleuze decidía tomar la última decisión que uno puede tomar, y que de hecho debería tomar: decidió acabar con su vida saltando por la ventana.
En recuerdo al regalo de su pensamiento, al viento lleno de vida de sus palabras, quisiera dejar algo a la posteridad ficticia del blog; unas palabras, sin pretensión alguna, simplemente como agradecimiento.

Cuando leí por primera vez Los detectives salvajes, pensé inmediatamente en él. Pensé que le hubiese encantado. Belano y Lima son la hierba que crece en el jardín; cuerpos sin órganos a la deriva; son su pensamiento puesto en práctica en la calle, en el desierto; ellos mismos son el desierto, se confunden con él, fusionan el desierto que en su interior han poblado de tribus y nómadas y poesía con el desierto mundanal; son la vía de escape del agujero negro sobre pared blanca, la línea de fuga vibrante y cromática que se escapa a las raíces de los binomios.
Belano y Lima son en errante lo que Deleuze fue su estudio y sus clases: el experimento de una nueva vida, una nueva filosofía, una reterritorialización del sujeto y del mundo a través del experimento con la propia vida. No hace falta moverse para viajar. Sólo hace falta cerrar los ojos y vivir. Sólo hace falta desaparecer en el desierto:

"Somos desiertos, pero desiertos poblados de tribus, de faunas, de floras. Empleamos el tiempo en colocar esas tribus, en disponerlas de otra forma, en eliminar algunas, en hacer prosperar otras. Pero todas esas poblaciones, todas esas muchedumbres, no impiden el desierto, que es nuestra ascesis misma; al contrario, lo habitan, pasan por él, sobre él. (...). El desierto, la experimentación con uno mismo, es nuestra única identidad, la única posibilidad para todas las combinaciones que nos habitan."

Esa capacidad de experimentación, de ascesis (en un sentido productivo, liberador, no castrador como en la religión o en el psicoanálisis), de reorganizarse, de desterritorializarse (con precaución) y diluirse en el paisaje posibilitan un amor sin sujeto ni objeto (como buscaba Benjamin), un devenir todo que se condensaría en la afirmación del título "C'est toujours avec des mondes que l'on fait l'amour": cada día hacemos el amor con mundos. Nos confundimos en ellos, desaparecemos en ellos... pero no nos damos cuenta; sólo si renunciamos a la piedra de la identidad, al árbol del yo inamovible y enraizado nos veremos en esos mundos: el mundo que Proust nos muestra gracias a un yo que se diluye en la reminiscencia, y que Bolaño nos muestra gracias a unos personajes que se difuminan en la arena del desierto.

A veces he pensado que Deleuze fue, y es, uno de los pocos de los que estoy convencido que se puede decir: fue feliz. Nietzsche desde luego no lo fue. Tanta mala leche (por muy justificada que fuese... y sigue siendo... y será) no puede ser producto de un Übermensch feliz con su existencia. Nietzsche guardaba el tesoro de la felicidad para las generaciones futuras. Mostró el erroneo camino que habíamos recorrido.

Deleuze mostró el camino a recorrer.

diumenge, 25 d’octubre del 2009

De la dificultad de hablar y escribir


Cada vez cuesta más hablar y escribir. Al menos a mí. "Die abstrakten Worte zerfielen mir im Munde wie Modrige Pilze" decía hoffmanshal. Ciertamente; la escritura, el habla, la lengua, nada es capaz de alcanzar la realidad, la imagen del mundo, ni en su forma ni en su contenido ni en su estructura. Siempre se escapa, como por un colador como creo recordar que decía Cortázar.
En mi caso eso se debe a la interconexión, a la lógica luciferina que tiene todo lo que me envuelve de estar unido y vinculado de manera indisociablemente cosido por un hilo caótico pero necesario. Terriblemente necesario.
Ante ese mundo único y estrechamente unido es imposible intentar nada que suponga un proceso de disección, de análisis parcial, de estudio molecular o atómico. Es imposible. Cualquier intento de exponer un hecho cualquiera por insignificante, nimio, independiente que parezca pone en acción una cadena ineluctable e infinita de relaciones, de asociaciones, de elementos ajenos a los ojos del ingenuo, pero visibles y paralizantes a los del consciente; los del despierto.
El simple hecho de escribir una carta de presentación se convierte en una tarea infinita como la de Sísifo. Los estudios, los trabajos, las prácticas, todo necesita de una referencia mutua, no se puede separar, todo está cosido por mis días. Sin embargo el pensamiento fosilizante desea una ordenación, un antes y un después, sin referencias cruzadas, sin vueltas atrás, sin aclaraciones ni explicaciones.
Toda molécula refleja el resto del mundo. Sin embargo el pensamiento único está tapando la luz.
Ya no se trata sólo del sinsentido, de esperar a Godot o de Molloy o del Innombrable. Es eso, y luego un paso más: Que detrás de la nada, del vacío, de la oscuridad, del sinsentido, hay algo, un cristal invisible e inmaterial y duro y puro que lo mantiene todo dentro de su esfera, y que lo mantiene en la interrelación del Chaosmos (Chaos+Chosmos). Un conjunto infinito pero cerrado.

El cosquilleo de la vida que no se cansa de repetir Magris en su obra es ineluctable e inabarcable. No por ello es o hay caos, es el orden de la interconexión, de la monadología, de la telaraña.

Y con todo y con esto, sigo escribiendo y hablando... tal y como pese a todo y tods seguimos viviendo. No?

diumenge, 1 de febrer del 2009

Preguntes mal plantejades

Molt sovint es diu que les respostes depenen de les preguntes. I hi ha un bon grapat de preguntes mal plantejades. I dintre d'aquest nombrós grup n'hi ha una, de ben estranya i relativament comuna. És una pregunta que normalment no gosem fer, ni tan sols a nosaltres mateixos, però de tant en tant, a les hores més amagades, en els moments més sincers ens la fem.
La pregunta diu "què faries si et només tinguessis alguns dies de vida?".
Malament, anem malament si ens fem aquesta pregunta. I la culpa no és ben bé nostra, malgrat que nosaltres participem del món que la ha proposada; la culpa és bàsicament del món amb unes estructures vitals que han imposat una gramàtica errònia a aquesta pregunta. Aquestes món és el de la por i els projectes sense acomplir, el de la vida somorta i posposada. Aquest món és el de la vida no viscuda.

Què vol dir aquesta pregunta? Simlement vol dir "què és tot allò que no estàs fent ara, que estàs posposant, què és allò que no estàs vivint ara i que en el moment de saber que no et queda massa temps voldries haver fet, voldries haver assolit, voldries haver viscut i acomplert".

Aquesta pregunta hauria de dir així: "si et quedessin alguns dies de vida, et quedaria res per fer?". Ara anem millor, ara tenim una altra estructura vital, ara habitem un altre món. Ara simplement vivim la vida i no la deixem per demà. Ara tenim projectes que duem a terme, ara sentim el món en nosaltres i malgrat que sabem que se'ns acosta l'hora, que el rellotge no deixa de marcar les hores restants, no ens fa por; perquè ara, amb aquesta nova gramàtica vital, amb aquesta nova estructura vital, en el moment definitiu no plorariem per la vida que deixem perquè no l'hem viscuda mai, sinó que estariem alegres per la vida que hem omplert, pels segons que hem viscut a les nostres venes. Malgrat el dolor del final, estariem feliços per haver fet el que haviem de fer, per saber que malgrat que no som infinits i no ho podem tot, no deixem la vida en morir, sinó que la hem gaudit en viure-la i fer-la nostre en cada projecte.

És important fer les preguntes adequades. Ara és un bon moment per començar, perquè d'elles depèn la nostra vida.

Jordi