dijous, 24 de juliol del 2008

If I was a rich man...

Ahora hace poco estuve en Barcelona. Me había invitado un amigo a su boda y estuve allí durante un par de días más bien frenéticos. Nada más llegar ya celebré junto con algunos amigos el cumpleaños de uno de ellos. Y así fue que como suele ocurrir en estas ocasiones propicias para el intercanvio de impresiones, opiniones y recuerdos y el vaivén de ideas, pensamientos y discusiones se llegó a hablar de qué haríamos si fuésemos ricos. No me preguntéis cómo llegamos a tal desquiciamiento conversacional, los caminos de las conversaciones son inexcrutables, lo que sí que es cierto es que se formaron dos grupos. De hecho, no hablábamos de qué haríamos en el caso de estar podridos de dinero, sino que se defendían dos tesis: una decía y aseguraba que en el caso de no ser simples mortales sometidos a "la conformidad vacuna la alegría barata y sucia del trabajo y el sudor de la frente y las vacaciones pagadas" sino ricachones forrados de papelitos de colorines a lo Monopoly difíciles de copiar nos compraríamos casas de tropocientas habitaciones, Ferraris, usaríamos la ropa interior una vez y la tiraríamos... seríamos en suma unos Beckham por decirlo de alguna manera. La otra decía que no, que por mucho dinero que se tuviese no necesariamente nos dedicaríamos a usar una sola vez los calzoncillos o las braguitas, ni a comprarnos casas donde uno necesita un plano para orientarse. En el fondo la idea era que llega un momento que se tiene tanto dinero en que uno se dedica a gastarlo de cualquier manera, como un juego, porque en el fondo es lo único que tienen, el dinero, y eso es lo que hacen esa gentucilla que luego sale en las revistas que todos hojeamos mientras liberamos muestra cabeza de unos cabellos demasiado largos. En el fondo lo que el defensor de la primera tesis hacía al acusar a los adalides de la segunda era hablar de sí mismo, de lo que él mismo haría, y éstos a su vez también hablaban de lo que ellos mismos creen que harían.
De este segundo grupo, en el que yo me encuentro surgieron algunas propuestas interesantes ante la idea de "gasto de cualquier manera porque me sobra el dinero" (que conste que en estas propuestas no se incluyen las obvias donaciones a ONGes y organizaciones caritativas):

- comprar todos los libros de las paradas del mercado de Sant Antoni y poner una librería de viejo para pasarse el día leyendo.
- ir a las radios, ir a la sección de música y soltar billetes hasta que no pusiesen ni Reggaeton ni OT y pusiesen música de verdad.
- construir pisos a mansalva y venderlos a precio de amigo, digamos una media de 50€ con gastos notariales incluidos, así hasta que se hundan las tres cuartas partes de las inmobiliarias.
- poner un café-librería y en una sala hacer exposiciones de artistas noveles, desconocidos, performances, lecturas de obras varias, pases de películas.
- ir a casa de William Bailey (aka AXL Rose) y soltar billetes hast aconvencerle de que no se edite el Chinese Democracy, de edición inmediata dicen fuentes fidedignas desde 1999 más o menos.

Si se os ocurren más ideas de esta índole jocunda y jacarandosa pero en el fondo real como la vida misma (es un decir eso de la vida misma, como si la vida fuese algo que se ve y se toca) no dudéis en añadirlas para el disfrute de los contables lectores de este blog.

Jordi